sábado, 31 de octubre de 2009

Kafka, hombre libre.


Si hay una escena que podemos tomar en El proceso de Kafka como profecía de los totalitarismos del siglo XX, esa es aquella en la que Block - un comerciante que lleva tiempo acusado por la justicia y espera sumiso una resolución del juicio pendiente y condicionado por las actuaciones de su abogado - de rodillas suplica al mismo pidiéndole algún tipo de información sobre su causa. Esta inconcebible y casi cómica escena no es sino un ejemplo de lo que vendría después. Creaciones burocráticas enfermas de poder, de incoherencia y desprovistas de cualquier tipo de respeto sobre el individuo que no participe en ellas, por no decir que utilizará todos sus medios para eliminarlo por no formar parte del todo. El individuo se convierte en enemigo cuando no se postra a la voluntad de un sistema opresivo y en el que el servilismo es la única garantía ya no de triunfar, sino de mantenerse vivo. La lucha por derechos y libertades que durante los últimos siglos había sido una constante en el panorama europeo dejaba poco a poco paso a una involución que desde un prisma reaccionario o socialista amenazaba sobre los principios de la revolución francesa. El protagonista de la obra: K. parece ser la única persona dispuesta a defender su existencia como individuo autónomo ante la oscuridad que se cernía sobre él.

Sin lugar a dudas durante la configuración de esos regímenes tiránicos muchos otros vieron lo ridículo que era aquello que poco a poco invadía el corazón de las personas. Pero ¿Actuar? Actuar significa enfrentarte al sistema y no todo el mundo estaba dispuesto a sacrificar su vida como K. Además, en los lomos del abogado se puede comer de vez en cuando un hueso. ¿Quién te lo proporcionará si sales dando un portazo? Cuando uno tiene hambre nunca viene mal probar bocado. Es más seguro que quedarte con el estomago vacío y con mala suerte un tiro en la nuca. Al fin y al cabo igual no era tan malo ser un bufón obeso con las espaldas bien cubiertas. Aunque cada uno tiene sus prioridades y para algunos la dignidad y la libertad son mucho más importantes que un mendrugo de pan o una tila que te ayude a aliviar los miedos.

viernes, 30 de octubre de 2009

Canción de amor

¿Cómo puedo poner el alma, para que no roce la tuya?
¿Cómo debo alzarla sobre ti, hacia otras cosas?

Ay, quisiera guardarla junto a algo perdido
por lo oscuro, en un lugar extraño y silencioso
que ya no resonara cuando tu hondura vibra.

Pero cuando nos roza a ti y a mi
nos deja juntos, cual arco de violín
que saca de dos cuerdas una nota.

¿En qué instrumento estamos extendidos?
¿Qué violinista nos tiene en la mano?
Oh que dulce canción.

Rilke